“¿Cómo sigue esto?”

Cuánto tiempo se sostendrá y qué incidencia tendrá en los resultados de las elecciones que se vienen está por verse. Pero que la confirmación de la condena a Cristina Fernández de Kirchner provocó un estado de “alerta y movilización” que reactiva y reagrupa militancias del peronismo y otros sectores opositores al gobierno nacional es un dato que no niegan ni los más peludos de los gorilas.

Las señales en ese sentido se multiplicaron desde el último lunes, en respuesta a rumores difundidos en medios de prensa que se confirmaron al día siguiente con la resolución de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que avaló la condena a prisión e inhabilitación para ocupar cargos públicos dictada contra Cristina.

También desde el martes se confirmó que la ex presidenta encarna una referencia a prueba de balas que no salieron y fallos judiciales que sí impactaron. Las concentraciones y movilizaciones en su respaldo tuvieron como epicentro el domicilio de la condenada en la ciudad de Buenos Aires pero las hubo en muchos más lugares, incluido Rosario, donde se pudo apreciar una vez más que el respaldo a Cristina trasciende los límites de las agrupaciones políticas y organizaciones sindicales y sociales que se identifican abiertamente con el peronismo. 

Aunque en algunos casos tal vez obedezca más al rechazo al mileinato y el establishment económico, político, mediático y judicial que fogoneó y celebra el más reciente y resonante de los ataques contra “la Jefa” peronista, la presencia de militantes de izquierda fue notoria en la plaza 25 de Mayo, en la que además, obviamente, dieron el presente muchos y muchas “cristinistas” o “kirchneristas” que no se encuadran y hasta reniegan de las estructuras partidarias y sindicales, que también nutrieron la movida.

Si bien las sensaciones fueron tan diversas como los perfiles de los manifestantes, una de las que abundó fue la de la ansiedad por saber “cómo sigue esto”, que se entiende como una novedad de peso que impacta en el escenario político nacional más en contra que a favor del gobierno nacional y sus “oposiciones amigas” como la de la alianza gobernante en la provincia de Santa Fe.

Tal lectura fue asumida incluso por los voceros mediáticos del gorilismo, que afirman que se disipará pronto pero no niegan el fenómeno de reflujo de movilización y activismo del movimiento nacional y popular, que fortalece los conflictos y las expresiones de protesta sectoriales.

En tiempos de escasa participación electoral y apuesta oficialista a la polarización, la vuelta de tuerca a la demonización de Cristina parece revitalizar a la “minoría intensa” opositora y sembrar dudas en las fuerzas del cielo libertario, cuyas acciones y mensajes provocan efectos más bien infernales en la vida cotidiana de las grandes mayorías, sin distinguir sus niveles de intensidad política.

El “cómo sigue esto” que abundó en la jornada del supremo martes estuvo acompañado por los “dejemos de joder con boludeces” que atentan contra “la unidad”, hasta acá más invocada que honrada, quizás nunca tan vital para que la novedad naciente se sostenga, crezca y expanda, junto con la bronca resistente, la esperanza de revertir la situación y reconstruir la dignidad nacional.

Por lo pronto, las manifestaciones de apoyo a Cristina y repudio a la decisión judicial fueron creciendo desde el martes. Y al caer la tarde del jueves 12, cuando la edición de El Eslabón se terminaba de editar para enviarse a imprimir, en la sede nacional del Partido Justicialista terminaba una reunión que dio una nueva señal de unidad dirigencial y tras la cual se anunció una nueva convocatoria a “todos los sectores” que, más allá de sus pertenencias partidarias e ideológicas, repudian lo que sufre la ex mandataria y lo consideran un nuevo avance contra el sistema democrático y la convivencia política.

Una mayor coordinación y planificación de las acciones de resistencia que vienen surgiendo fue el objetivo principal de tal convocatoria, signada por una amplitud que habrá que preservar para que el cambio de escenario se consolide. Y eso no puede depender sólo de las dirigencias.

Publicado en el semanario El Eslabón del 14/06/25

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