Cuna del porno y la pacatería
El escritor Fabián Bazán cuenta pormenores del libro “Chaume: el mayor pornógrafo argentino”, sobre un abogado que durante la dictadura escandalizó a Rosario por el material de índole sexual, que producía y atesoraba.
El escritor Fabián Bazán cuenta pormenores del libro “Chaume: el mayor pornógrafo argentino”, sobre un abogado que durante la dictadura escandalizó a Rosario por el material de índole sexual, que producía y atesoraba.
Durante los últimos años de la dictadura cívico militar en los que mientras los militares robaban niños, violaban, torturaban y mataban, por otro lado existía en Rosario la “Liga de la Decencia” que se horrorizaba por los jóvenes que escuchaban rock. Mientras tanto,el abogado Alberto Felipe Chaume se dedicada a tomar fotografías pornográficas a parte de la pacata sociedad rosarina alcanzando cerca de 25.000 imágenes. La sociedad civil que apoyaba a la dictadura no se percató o miró para otro lado mientras esto sucedía pero el escándalo crecía, convirtiéndose en la comidilla de los Tribunales de Rosario. El escritor Fabián Bazán, quien se inició como empleado en el Poder Judicial justamente trabajando con el caso Chaume, decidió narrar los pormenores de esta historia en el libro El caso Chaume: el mayor pornógrafo argentino, a partir del material que logró recopilar en gran medida gracias al aporte del cineasta Diego Fidalgo quien había realizado un documental, El origen del pudor, sobre este tema. El texto reconstruye la historia de Chaume, un tímido letrado que asesoraba a empresarios para que no paguen impuestos, pero que por otro lado montaba fiestas en una casa de Funes, en donde captaba a personas que quisieran ser fotografiadas. El libro fue presentado este jueves pasado en Sala de la Cooperación.
—¿Cómo se te ocurrió llevar el caso Chaume a libro?
El de Chaume fue mi primer caso cuando ingresé como empleado del Poder Judicial de la Provincia. Entré al Juzgado de Instrucción Once y ahí tuve la oportunidad de ver todas las fotos que quedaban. Se habían secuestrado alrededor de 27.000 imágenes fotográficas pero muchas ya no estaban más, además de revistas y películas. Yo conocía el caso porque en su momento, en marzo de 1982, había sido una conmoción en la ciudad. Te imaginás, en un departamento casi céntrico encontraron a un abogado ya mayor, de 69 años, con todo ese material pornográfico en su casa en la época en que todavía estaba la dictadura y la ciudad estaba dominada por los milicos, por la Iglesia y por La Liga de la Decencia. Siempre fue un tema que garpaba muy bien en reuniones de amigos y pensé, y lo sigo pensando, que era una gran historia. No se conoce otro caso como este.

—¿Qué es lo que más te llamó la atención de la colección de Chaume?
La mala calidad de las fotos. Era todo muy bizarro: fotos en blanco y negro, mal sacadas, con iluminación mediocre, con mujeres muy grandes de edad. Era todo raro. Y las películas de comienzos del siglo 20, en sepia y cámara rápida, como se filmaban en aquella época, pero iguales a las que hoy podés ver por cualquier sitio porno de internet. Lamentablemente, todo ese material fue destruido.
—¿Por qué Fidalgo encontró objetos en la basura? Porque supuestamente ese material estaba en manos de la Justicia.
A Chaume lo detienen dos veces: la primera en 1982; ahí lo condenan a cuatro años de cárcel por corrupción de menores y destruyen todo el material por orden del juez. Recupera la libertad en 1984 y, en 1999, cuando él ya tenía 84 años, lo vuelven a detener por lo mismo, le vuelven a encontrar decenas de miles de fotos, miles de revistas y, en vez de rollos de películas, videocasetes, pero al no encontrar menores, porque desde su primer arresto empezó a pedir documentos para entrar a la casa, lo tuvieron que liberar y le devolvieron el material. Cuando murió, en 2001, la casa fue literalmente saqueada, se llevaron todo, aunque algo quedó. Cuando vendieron la casa y la limpiaron, tiraron las sobras en el container de la esquina. Eso es lo que encontró Diego.
—¿Por qué pensás que Chaume hizo esas cosas?
Era un tipo al que le gustaba el sexo, con una cabeza muy abierta, para bien o para mal, ¿qué sé yo? Y tenía el fetiche de sacar fotos. Él había armado todo un sistema mediante el cual llevaba hombres a su casa, donde había mujeres con las cuales tenían relaciones sexuales siempre y cuando cumplieran antes con la condición de sacarse fotos. Cuando el juez le lee la sentencia que lo condenaba a estar preso, la de su primera detención, Chaume le dice que no le importaba cuántos años le dieran, pero que por favor no le destruyeran su trabajo de 40 años. Se refería a las fotos que tomaba él y a las revistas y las películas que coleccionaba. El juez mandó a quemar todo igual, entendiendo que no tenía importancia histórica, cosa que yo he discutido mucho con él. De todos modos, creo que su mayor satisfacción era aparecer en revistas extranjeras. Yo pude ver algunas en las cuales aparecía él, o algunos de sus clientes, bajo el título, por ejemplo, “El Dr. Chaume muestra la carne argentina”, y cosas así. Creo que ése era su mayor orgullo.
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