LA FOTO DE LOS PIBES Y MALCORRA

Tras la caída de la tiranía de Eduardo J. López en Newell’s, los profes que tomaron la posta en el predio Malvinas tenían por delante la compleja tarea de devolverle a ese espacio, del que surgieron cientos de futbolistas que brillaron por el mundo –incluyendo a un tal Lionel Messi–, la esencia con la que había sido creado.
Los padres y las madres de los pibes se habían acostumbrado a convivir con los barras, que manejaban mucho más que el poder en las tribunas, y los padecían. El Kurt era uno de esos profes y me acerqué una tarde a entrevistarlos para el periódico El Eslabón. En un momento, unos adolescentes que andaban por ahí desplegaron un pasacalle blanco y se pusieron a escribir alguna leyenda del tipo “Sin aliento te vamos a matar”, o algo por el estilo. El Kurt los paró en seco y les dio una clase de vida. Y, señalándome, les contó que yo era enfermo de Central pero estaba ahí haciendo una nota para darle visibilidad a una nueva era que estaba surgiendo en el club del Parque Independencia.
Años después, se organizó un partido con algunos jugadores leprosos y canallas, entre los que se destacaban el Patón Guzmán y el Melli García, para bajar los decibeles que ya estaban demasiado altos y peligrosos en torno al clásico de nuestra ciudad. El más pasional del mundo, para muchos; el más violento, para otros.
No hace tanto el propio Patón y Angelito Di María, que fue ovacionado en el Coloso y que hoy vuelve al club que lo vio nacer, se grabaron leyendo un cuento justamente de Kurt que hablaba de las ausencias en las tribunas de un clásico porque faltaban muchos pibes y pibas. “Los mataron, los matamos, nos mataron”, interpelaba fuertemente el texto en las voces de esos dos ídolos. Y más acá en el tiempo, unos imbéciles disfrazados de hinchas le arrancaron la vida a Ivana Garcilazo por el sólo hecho de vestir la camiseta azul y amarilla a rayas verticales a la salida de una nueva edición del derby rosarino.
Ahora, los medios confirman algo que se venía rumoreando en las redes: la dirigencia de Newell’s suspendió y les quitó las becas a seis nenes de 9 años porque cometieron el pecado de sacarse una foto con Ignacio Malcorra, jugador profesional del equipo rival. Don Ángel Tulio Zof, eminencia si las hubo y habrá en el fútbol rosarino, dirigió a la Lepra en sus inicios como entrenador, lo mismo que el Gitano Juárez y el Flaco Menotti. El propio Lionel Scaloni, DT campeón del mundo con la Selección, tiró sus primeros pases (y alguna que otra patadita) en las infantiles auriazules. Dos de los hermanos Killer vistieron ambas camisetas: Daniel y Mario, el Caballo y el Colorado. Y lo mismo hicieron Juan Carlos Cámer, Sergio Apolo Robles, Miguel La Rosa, Ricardo Fortunato Giménez, Rolando Pierucci, Elio Montaño, Juan Alberto Castro, José Poi, Jorge Westcha, Juan Carlos Bertoldi, Hugo Rosales, Rogelio Poncini, Oscar Coullery, Juan Carlos Delménico, Carlos Gustavo Gastaldi y Rodrigo Salinas. Y seguramente en inferiores hubo muchísimos casos más.
Siempre se habla de los violentos, refiriéndose a los hinchas –sobre todo a los que cobran para alentar–, pero nunca se interpela a la dirigencia, a quienes deberían dar el ejemplo con sus acciones. ¿Qué delito cometieron esos pibes que se sacaron una foto con un jugador de Primera que además la rompe y muchos quisieran el día de mañana romperla como él? ¿Qué enseñanza les está dando la institución en la que juegan y se forman? “Los chicos son las víctimas porque la foto la generaron los padres. Esto que se decidió es un correctivo interno para que no se repitan estos errores”, fue el argumento de los directivos. ¿Cuál fue el error garrafal que cometieron esos padres? ¿Dejar que su hijo, que sueña con ser futbolista, salude a un gran futbolista? Desde que volvió la Copa Argentina, y por ende la posibilidad de que convivan dos hinchadas tras la prohibición en 2013 de público visitante, el único partido que se jugó a puertas cerradas fue el clásico rosarino. ¿No nos preguntamos por qué ocurrió eso? ¿No se lo cuestionan los dirigentes? ¿No es hora de impulsar actividades conjuntas que le den sentido real a esa frase trillada de “somos rivales, no enemigos”? ¿No es hora de bajar unos cuantos cambios? ¿No es hora?