Libertad de opresión
Las denuncias penales del Presidente contra Carlos Pagni, Viviana Canosa y Ari Lijalad son una nueva expresión de un autoritarismo estatal enorme que, invocando la libertad como valor supremo, se ejerce violentamente y en función de seguir recortando a cada vez más sectores de la población la posibilidad de vivir dignamente. “Alimentación adecuada, vivienda digna, …
Las denuncias penales del Presidente contra Carlos Pagni, Viviana Canosa y Ari Lijalad son una nueva expresión de un autoritarismo estatal enorme que, invocando la libertad como valor supremo, se ejerce violentamente y en función de seguir recortando a cada vez más sectores de la población la posibilidad de vivir dignamente. “Alimentación adecuada, vivienda digna, educación, vestuario, asistencia sanitaria, transporte, esparcimiento, vacaciones y previsión” de una familia tipo, remarcan siempre desde los sindicatos de Aceiteros, son las necesidades –donde hay derechos– cuya satisfacción se debe garantizar con el acceso al trabajo y al “Salario Mínimo, Vital y Móvil según su definición en el Artículo 14 bis de la Constitución Nacional y Artículo 116 de la Ley de Contrato de Trabajo”.
El de la comunicación, como concepto que engloba los de acceso a la información y a la libertad de expresión, es otro derecho hoy considerado básico, en tanto transversal y funcional al cumplimiento de los otros. Que gozar de todos es una posibilidad que para la mayoría de los habitantes de la Argentina se viene alejando desde la asunción del gobierno de La Libertad Avanza, es un dato palpable y de peso en el contexto en el que Milei redobla llamados a aumentar las dosis dirigidas contra “los periodistas” del odio que también promueve a menudo contra casi todos y todo lo que discrepe con su gestión y sus posicionamientos.
Ya va siendo frecuente que, a la vez que son blanco de andanadas verbales y judiciales de Milei y compañía, “los periodistas” se sumen a los jubilados e hinchas, militantes, curas y “gente común” que los acompañan que son reprimidos cada miércoles.
También con los jubilados comparten el deterioro de la calidad de vida que ya no venía siendo muy cálida que digamos.
Lo mismo que al grueso de las y los de otros rubros, falta de empleo, reducción de poder adquisitivo de los salarios, precarización de condiciones laborales, acosan a trabajadoras y trabajadores de prensa y medios de comunicación.
Los periodistas, el periodismo, son, al mismo tiempo, de lo más sacudido en tanto actividad, oficio, trabajo, por la aparición de las nuevas tecnologías, cuyo potencial “técnico” como herramienta de democratización de las comunicaciones es inversamente proporcional al proceso de concentración en pocas manos de su propiedad y manejo.
En el enojo de Milei con Clarín subyace el in crescendo de las ansias presidenciales por abrir las puertas a los nuevos magnates del rubro como su querido Elon Musk.
Ambos –y Clarín también– abrevan en las aguas de esta que es sólo una libertad X, que avanza con lo de oprimir el acceso a derechos de muchos y engorda cuentas bancarias de pocos.

Acumulación o distribución, uniformidad o pluralidad, individualidad o comunidad, se consolidan entonces como disyuntivas que suelen diluirse como orientadoras de los pasos a seguir. Guerra o paz, fue la que planteó el nuevo Papa en su primer mensaje a “los periodistas”.
“Bienaventurados los que trabajan por la paz. Esta es una Bienaventuranza que nos interpela a todos y os concierne de cerca, llamando a cada uno al compromiso de llevar adelante una comunicación distinta, que no busque a toda costa el consenso, no se vista de palabras agresivas, no abrace el modelo de la competición y no separe nunca la búsqueda de la verdad del amor con el que humildemente debemos buscarla”, sostuvo León XIV.
“Uno de los retos más importantes es promover una comunicación que nos ayude a salir de la Torre de Babel en la que a veces nos encontramos, de la confusión de lenguas sin amor”, fue otro párrafo de un mensaje que vale leer completo, sobre todo si se quiere aportar a que el odio no se imponga y oficie de último clavo del ataúd de la vida en común.
Publicado en el semanario El Eslabón del 17/05/25
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