“Cada vez que izamos la bandera es un acto de soberanía”
La secretaria gremial de la Ctera, Angélica Graciano, asegura que defender la escuela pública es defender la democracia. El jueves 22 habrá diferentes acciones en todo el país. Amsafé se suma al reclamo.
“Cada vez que izamos la bandera a las 8 de la mañana es un acto de soberanía”. La escena tan cotidiana como cercana la recuerda la secretaria gremial de la Ctera, Angélica Graciano. Lo hace para marcar la importancia que tiene la escuela como institución de la democracia, y recordar por qué es clave su defensa.
La afirmación promueve un debate necesario: el papel que tiene el magisterio organizado en defensa de la educación como derecho. Y la da de cara a la Jornada nacional de lucha docente a la que convocó la Ctera para el próximo jueves 22 de mayo en todo el país. La movida incluye “cese de actividades, movilizaciones y paros, según definan las distintas provincias, para visibilizar el reclamo y hacer efectiva las acciones”.
En Santa Fe, las y los docentes se suman a la jornada de la Ctera con distintas actividades. “La resolución de nuestra asamblea (la del 10 de mayo) nos da un marco para realizar en esta jornada nacional de protesta distintas acciones locales y regionales”, señaló el secretario general de Amsafé, Rodrigo Alonso. Y detalló que eso incluye, desde “actos públicos, caravanas, clases públicas, conferencias de prensa, volantes y actividades con la comunidad educativa”, entre otras.
La seccional Rosario de Amsafé convocó para este jueves a un cese de tareas entre las 11.30 a las 13.30 “para reclamar junto a la comunidad” en defensa de la escuela pública.
Como parte de esa protesta, habrá una movilización en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), en unidad con los gremios estatales de las CTA-T y CTA-A. Las exigencias de la Ctera pasan por la convocatoria a la paritaria nacional docente, aumento de salarios y la restitución de los fondos para asegurar un piso de igualdad Además del aumento del presupuesto educativo, un plan nacional de formación docente, la plata necesaria para comedores escolares, becas, libros y netbooks; aumento de emergencia para las y los jubilados, junto al repudio por la represión que reciben cada miércoles, y el rechazo “al acuerdo con el FMI y los condicionamientos que promueven reformas laborales y previsionales regresivas”.
En diálogo con El Eslabón, Graciano alerta sobre la descentralización educativa y de todos los órdenes que impulsa el gobierno nacional, además de la necesidad de defender el sistema educativo obligatorio. “Hay una discusión en ciernes de si la Argentina va a desmantelar o no el sistema educativo nacional con el que soñaron nuestros próceres”, asegura.
Y pide ante la jornada del 22: “Tenemos que ser muy claros en que estamos dispuestos a defender la democratización del conocimiento, porque si no miles y miles de generaciones van a ser condenadas a la falta de esperanza”.
Escuela y vida democrática

—Sin el aporte de la Nación a los salarios docentes, como el pago del Fonid, ni fondos para construir escuelas y la determinación de que las provincias se las arreglen como pueden, ¿cómo pensar en una educación con sentido nacional?
—La derecha, tanto en el período macrista como ahora que es más grave, lo que intenta es una disolución nacional en todos los órdenes, no sólo en lo educativo. En el caso específico de la educación, esto ha tenido una larga historia que arranca con el proceso de descentralización y de transferencia de las escuelas nacionales a las provincias, sin financiamiento (a principio de los 90). Luego del largo conflicto de la Carpa Blanca (1997-1999) conseguimos financiamiento educativo (Fonid) y la compensación salarial para las desigualdades (para que todos los salarios que estuvieran más abajo del piso salarial reciban esa compensación). A su vez, hay una discusión en ciernes de si la Argentina va a desmantelar o no el sistema educativo nacional con el que soñaron nuestros próceres. No hay un país que tenga un sistema educativo nacional como el nuestro, organizado en niveles con un amplio abarcamiento de lo que es la escuela obligatoria, y con leyes que marcan el horizonte hacia dónde tiene que ir nuestro sistema educativo. Lo que está haciendo Milei es incumplir con las leyes nacional de educación (26.206/06) y de financiamiento educativo (26.075/05), y retirar aquello que obliga al Ministerio de Educación nacional, ahora devaluado en Secretaría, como el fondo de incentivo docente; promover que cada provincia resuelva esa diferencia salarial con el sindicato y producir otra descentralización educativa. Ahora bien, desde la Ctera, desde cualquier docente a quien se le pregunte, vamos a seguir enseñando que la Argentina es nuestra patria, que las Malvinas son argentinas, que la educación es obligatoria, que todos los niños y las niñas tienen derecho a estar en la escuela en condiciones dignas y que el conocimiento es un bien público. Quieren ir por esos principios esenciales. Y si logran perforar esos consensos sociales sobre la educación, estaríamos ante un escenario de posible privatización o mercantilización de la educación, en el que quien tenga más tendrá una educación mejor y quien no tenga recursos aprenderá lengua y matemática solamente para arreglárselas en el trabajo. Ese es el verdadero debate.
—No está muy lejos entonces el planteo que hizo el diputado nacional libertario Alberto Benegas Lynch de que los padres debieran tener la libertad de elegir si mandar sus hijos a la escuela o a trabajar, pasando por alto el derecho a educarse y la obligatoriedad escolar.
—Benegas Lynch expresa lo que la oligarquía pide, sobre todo que necesita niños para las cosechas, que en muchos casos necesitan las manos pequeñas para la recolección. Y la escuela disputa, si bien no me agrada este término, al trabajo infantil y a los patrones que se hacen de los niños. Hablo de una conciencia colectiva de las maestras, de las directoras y del sistema educativo en general de ir a buscar a los chicos para que estén en la escuela. El índice de cobertura de la escolaridad en la Argentina es casi del 90 por ciento. No hay niño, niña, joven que no haya habitado las aulas. Luego podemos discutir en qué aulas, de qué manera, cómo, cuánto tiempo, todo eso son cosas a discutir. Hace unos años, la Argentina fue declarada libre de analfabetismo, tenemos un 98 por ciento de alfabetismo. A esta derecha ignorante y que tiene ciertos rasgos de crueldad eso le preocupa. Por eso todas las lecturas erróneas y amañadas de los resultados de las evaluaciones (prueba nacional Aprender) para hacer una campaña que afirme que “los chicos no entienden lo que leen”. Si se suman los resultados de las pruebas, vemos que hay casi un 70 por ciento de comprensión lectora en distintos niveles. Pero ellos sólo tienen en cuenta el porcentual más alto. Con eso construyen toda una campaña mediática que termina en el destino de fondos de la Secretaría de Educación Nacional a la compra de enlatados para la alfabetización. Es un negocio descomunal. Lo mismo pasa con la conectividad y los equipos de Starlink: hay conectividad y no hay computadoras.
—Ante las jornadas de lucha como la que encara la Ctera para el jueves 22, desde los medios hegemónicos se suele simplificar el reclamo en lo sectorial del salario docente. Así se vive en Santa Fe, ante cada paro o protesta del magisterio.
—Un aspecto es el salario real, que es el que te llega al bolsillo, del que hemos perdido 100 mil pesos por el no pago del incentivo docente. El otro aspecto es el salario diferido. Cuando discutimos las condiciones para enseñar estamos discutiendo sobre la materialidad del trabajo. Es decir, ¿qué necesitamos para poder enseñar? Si no hay cartulina, si no hay financiamiento en la cooperadora, si no hay un paquete de lápices negros, eso sale del bolsillo docente. Si no hay hojas rayadas, si falta un cuaderno, eso lo pone el maestro. Son cosas elementales. Pero también hay un montón de otras colectas que se hacen en las escuelas cada vez que, por ejemplo, una familia necesita una ayuda. Eso también sale del salario docente. Todas son acciones nobles, pequeñas cosas que hacen las maestras, las profes todos los días y que no se ven y no se valoran. Nosotras, nosotros tenemos una tarea muy importante que es hacernos cargo de las nuevas generaciones y poner a disposición el conocimiento a esas nuevas generaciones. Elegimos esta tarea vocacionalmente y porque nos satisface hacerla. Ahora, ningún gobierno nos puede pedir que no peleemos por mejorar esas condiciones. En el caso de Santa Fe, no se puede pretender que una maestra después de 30 o 40 años de docencia se quede frente al aula porque la jubilación no le va a alcanzar, como pasa a partir de la reforma jubilatoria. Son discusiones que ya estaban saldadas en la Argentina.
—Para qué se educa, qué educación queremos, qué pasa con la soberanía pedagógica; pareciera que son debates ausentes, corridos por el día a día.
—Es una observación muy acertada, pero que está en el marco de la insatisfacción democrática. La escuela es un espacio público donde se democratiza el conocimiento. Y estas derechas están convencidas de que el conocimiento es una mercancía. Por tanto, cualquier proceso de democratización de un bien público como es el conocimiento va a ser combatido. Tenemos que ser muy claros en que estamos dispuestos a defender esa democratización del conocimiento, porque si no miles y miles de generaciones van a ser condenadas a la falta de esperanza, de expectativa de movilidad social. La escuela propone un horizonte de esperanza respecto de cuáles son las mejoras en la vida personal y en la vida comunitaria. En muchísimos lugares de la Argentina, alrededor de la plaza siempre están la iglesia, la comisaría, el banco y la escuela. La escuela como ámbito público donde la comunidad se reúne, debate sus problemas, va a buscar ayuda. Sigue siendo ese lugar donde va la familia y pide asesoramiento aún con cosas que no tienen que ver específicamente con la escuela. La escuela es una institución de la democracia; los contenidos curriculares que estamos enseñando son resultados de un proceso de negociación muy largo, consolidado, con bases muy firmes que hacen que esa democracia se ponga en funcionamiento todos los días en la escuela. Cada vez que izamos la bandera a las 8 de la mañana en la escuela es un acto de soberanía. Y hay un millón seiscientos mil docentes en todo el país que suben la bandera todos los días
—Cómo las y los docentes no van a ser enemigos de estas derechas.
—En nuestros antagónicos se conocen muy bien cuáles son nuestras fortalezas y eso es lo que quieren debilitar. Tenemos que trabajar mucho para que nuestras fortalezas se consoliden. Por eso la jornada de protesta, de visibilización, de activismo para defender no sólo el salario sino también las jubilaciones para que las compañeras no se tengan que quedar en el aula cuando ya han cumplido sobradamente sus obligaciones. El encuentro con la jubilación es una oportunidad a la vida; pero las derechas quieren suprimir nuestro disfrute, nuestro encuentro con la vida. Otro aspecto es el de las obras sociales, a las que no están llegando los aportes nacionales. Es tema de las intersindicales por provincia y seguramente será parte del debate público. Y también queremos que lleguen las computadoras, que terminen las obras, que arreglen las aulas, que lleguen libros, porque cómo hacés una campaña de alfabetización sin libros y tenés la desvergüenza de decir que los chicos no aprenden. Las derechas quieren que estemos frente a una pantalla, en estado de perplejidad por la cantidad de cosas que pasan y la violencia que es impulsada desde el propio Poder Ejecutivo. Ante eso decimos jornada de lucha, activismo. Son luchas pacíficas, pero con una firmeza muy grande porque estamos convencidos de que parte de lo que hacemos es en defensa de la democracia en la Argentina.
Publicado en el semanario El Eslabón del 17/05/25
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